Saturday, May 18, 2013

La Supremacía de Cristo

The Supremacy of Christ


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Contigo voy Virgen pura y en tu poder voy confiado, pues yendo de ti amparado, mi alma estará segura.
Dulce Madre no te alejes, tu vista de mí no apartes, ven conmigo a todas partes y solo nunca me dejes. Ya que me proteges tanto, como verdadera Madre, ruega para que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amen.

Lecturas del Domingo 06/16/13


Comentario a las lecturas del Domingo 06/16/13 del hermano José María Vegas, cmf


Comentario del Padre Barron a la lectura del 06/16/13.


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Este blog es dedicado a mi Señor y mi Dios; mi Salvador y Redentor; mi Hermano Mayor y Amigo que nunca falla; mi Maestro y Rey: Yeshua Hammashiach = Jesús el Mesías.
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Introducción

Los Colosenses estaban siendo aconsejados por falsos maestros a creer en ángeles y otros poderes sobrenaturales, ademas se les decía que tenían que practicar cierta clase de ascetismo (reglas y prácticas para disciplinar el cuerpo y la voluntad) contrario a la verdad del evangelio; Epafras quien era natural de Colosas y quien había fundado esta iglesia Cristiana aquí, era también discípulo del apóstol Pablo, quien entonces se encontraba prisionero, Epafras busca la ayuda de Pablo en este asunto y es así como Pablo escribe la carta a los Colosenses, la cual es muy similar a la que escribió a los Efesios, sin embargo en Colosenses, Pablo enfatiza la supremacía de Cristo el Señor. El gnosticismo ha sido desde muy temprano en la historia de la Iglesia, causa de muchas herejías.

Colosenses 1:1

Pablo, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Timoteo el hermano, a los santos de Colosas, hermanos fieles en Cristo. Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, nuestro Padre.

(3) Damos gracias sin cesar a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, por vosotros en nuestras oraciones, al tener noticia de vuestra fe en Cristo Jesús y de la caridad que tenéis con todos los santos, a causa de la esperanza que os está reservada en los cielos y acerca de la cual fuisteis ya instruidos por la Palabra de la verdad, el Evangelio, que llegó hasta vosotros, y fructifica y crece entre vosotros lo mismo que en todo el mundo, desde el día en que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en la verdad.


Hoy en día existen nuevos poderes que fascinan, atraen y controlan a los Cristianos, sin embargo el mensaje (de la Iglesia) es el mismo: sobre cualquiera y todas las 'realidades' está Cristo. Conocer a Cristo es saberlo todo, servir a Cristo es paradójicamente gozar de verdadera libertad. Noten la caracteríztica Católica (universal) del mensaje de Pablo, al él decir: “ fructifica y crece entre vosotros lo mismo que en todo el mundo”. Verdad, que es hoy mas evidente, dado que la Iglesia se ha expandido literalmente por todo el mundo, aunque sigue siendo brutalmente perseguida.

(7) Tal como os la enseñó Epafras, nuestro querido consiervo y fiel ministro de Cristo, en lugar nuestro, el cual nos informó también de vuestro amor en el Espíritu. Por eso, tampoco nosotros dejamos de rogar por vosotros desde el día que lo oímos, y de pedir que lleguéis al pleno conocimiento de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual.

Pablo y sus compañeros ruegan por los hermanos de Colosas, en otras palabras, interceden por ellos ante Dios; nunca olviden que nosotros como grupo de individuos, componemos el Cuerpo de Cristo, estamos todos unidos por el amor de Dios en una unidad indivisible.

Recordemos al mismo tiempo que la triada de fe, esperanza y el amor, son un rasgo muy distintivo de la vida Cristiana, dándosele al amor la supremacía, pues si la fe desaparece cuando se presentan evidencias o, la esperanza por que se llega a poseer lo esperado, aun así el amor perdurará en el corazón. Los Cristianos pueden y deben de estudiar Filosofía, pero, nunca pueden sustituir la sabiduría y el conocimiento de Dios, por los razonamientos y malabares intelectuales del hombre, eso no es correcto, pues hay que recordar, que aun, una palabra del Señor, contiene más sabiduría que todas las obras de los grandes filósofos juntas.

(10) Para que viváis de una manera digna del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda obra buena y creciendo en el conocimiento de Dios.

Agradamos al Señor, no sólo con nuestra fe, sino también por medio de vivir una vida productiva orientada por la doctrina de Cristo, manteniendo altos estándares de moral y haciendo obras de caridad.

(11) Confortados con toda fortaleza por el poder de su gloria, para toda constancia en el sufrimiento y paciencia; dando con alegría gracias al Padre que os ha hecho aptos para participar en la herencia de los santos en la luz. El nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados.

La salvación es solamente posible por que Cristo derramó su sangre por nosotros, sin embargo, debemos cumplir con la ley, sin olvidar que fuimos redimidos por el sacrificio inmenso de nuestro Señor, cuyo Espíritu nos fortalece y provee con la determinación necesaria para afrontar las penas y tribulaciones de la vida.

La Supremacía de Cristo

(15) El es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación.

Pablo pone muy claro aquí, que el Señor no fue creado, sino nacido eternamente del Padre, o a como decimos en el Credo, “engendrado, no creado.” Nosotros somos creados a la imagen y semejanza de Dios, pero, Cristo es “la imagen del Dios invisible.” Por favor noten la gran diferencia en estas dos definiciones.

El Credo de Nicea

Creo en un sólo Dios,
Padre Todopoderoso,
Creador del cielo y de la tierra,
de todo lo visible y lo invisible.

Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios
nacido del Padre antes de todos los siglos:
Dios de Dios, Luz de Luz,
Dios verdadero de Dios verdadero,
engendrado, no creado,
de la misma naturaleza del Padre.

(16) Porque en él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por él y para él, (17) él existe con anterioridad a todo, y todo tiene en él su consistencia.

Tronos y dominaciones se refiere a los ángeles que aunque son invisibles, sin embargo a veces toman la apariencia de hombres, a como leemos en varios pasajes de las Escrituras; ésto también se refiera a los poderes de potencias mundiales o reinos del mundo. Una cosa sí es cierta, todo lo que existe, debe su existencia al poder de Dios, quien es eterno y omnipotente.

Regresemos de nuevo al Credo, y verás cómo en cada Misa al rezar el Credo nosotros como la Iglesia fundada por Cristo, reconocemos su supremacía y centralidad en nuestra vida como Cristianos que somos.

Por quien todo fue hecho;
que por nosotros, los hombres, y
por nuestra salvación bajó del cielo,
y por obra del Espíritu Santo se
encarnó de María, la Virgen, y se
hizo hombre.

(18) El es también la Cabeza del Cuerpo, de la Iglesia: El es el Principio, el Primogénito de entre los muertos, para que sea él el primero en todo, pues Dios tuvo a bien hacer residir en él toda la Plenitud, (20) y reconciliar por él y para él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos.

(21) Y a vosotros, que en otro tiempo fuisteis extraños y enemigos, por vuestros pensamientos y malas obras, os ha reconciliado ahora, por medio de la muerte en su cuerpo de carne, para presentaros santos, inmaculados e irreprensibles delante de El.


Cristo es nuestro Pastor y cabeza del cuerpo, la Iglesia, él es el primer nacido de entre los muertos, o sea, que él es el primer nacido a la vida eterna (como hombre), convirtiéndose así, en nuestra esperanza, o sea que por medio de él, se nos concederá la vida eterna. La plenitud de la gracia se le concedió a él como hombre y hermano nuestro, pasando luego así, esa gracia a su cuerpo la Iglesia. Al hacer la paz por medio de su sangre, hemos sido reconciliados con Dios y el cielo.

Podemos ver aquí, que Pablo enfatiza la supremacía y centralidad de Cristo en los siguientes versos: (15) El es la imagen del Dios invisible. (17) Existe con anterioridad a todo. (18) El es la cabeza. Se puede decir que en los versos del (15) al (20), encontramos el núcleo de la teología de la carta a los Colosenses, Jesús se nos presenta como el Señor de toda la creación y el único salvador del mundo, en él se nos revela la totalidad y perfección de Dios, él es la fuente de la vida espiritual del hombre.

Solamente aceptando la total supremacía de Cristo, el hombre no obstante su condición actual, logrará la madurez total (completa), el verdadero conocimiento y la condición autentica de ser un “hombre nuevo” y perfecto. En Jesús, el Cristiano descubre al único señor del mundo y de la historia, el Cristiano no puede ser atemorizado por los falsos poderes (dominios) del mundo, los cuales están siempre listos a crear estructuras opresivas.

Sufrimiento Redentivo

(23) Si se mantienen sólidamente cimentados en la fe, firmes e inconmovibles en la esperanza del Evangelio que oísteis, que ha sido proclamado a toda criatura bajo el cielo y del que yo, Pablo, he llegado a ser ministro.(24) Ahora me alegro por los padecimientos que soporto por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de Cristo, en favor de su Cuerpo, que es la Iglesia.

Los sufrimientos y méritos de Cristo en la cruz, fueron superabundantes y suficientes para la redención de todo el mundo, pero, muchos sufrimientos mas tiene que sufrir el cuerpo de Cristo, la Iglesia (a como es, la tribulación profetizada que sufriremos antes de la segunda venida del Señor, y las luchas y penas propias de vivir en este mundo), de manera que tanto Pablo a como todos nosotros en semejanza a nuestro Redentor, debemos de ofrecer nuestros sufrimientos y dolores, por la redención de nuestros hermanos, como miembros del Cuerpo de Cristo que somos, y que esperamos todos juntos como la nueva Jerusalen, en donde gozaremos en conjunto de la gloria de Dios.

(25) De la cual he llegado a ser ministro, conforme a la misión que Dios me concedió en orden a vosotros para dar cumplimiento a la Palabra de Dios, al Misterio escondido desde siglos y generaciones, y manifestado ahora a sus santos.(27) A quienes Dios quiso dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles, que es Cristo entre vosotros, la esperanza de la gloria, al cual nosotros anunciamos, amonestando e instruyendo a todos los hombres con toda sabiduría, a fin de presentarlos a todos perfectos en Cristo. (29) Por esto precisamente me afano, luchando con la fuerza de Cristo que actúa poderosamente en mí.

La supremacía de Cristo significa que él está sobre todo y sobre todos; su primacía en cambio significa que él es el primero de todo y todos. Hemos visto cómo el apóstol Pablo se refiere a los Cristianos en sus cartas como “santos”, por favor tengan presente que la palabra “santo” (del Latín Sanctus) tiene varios significados, el primero se refiere a una persona u objeto que ha sido “consagrado” (reservado para uso único de...) para determinada función, como cuando reservamos un sillón para nuestro abuelo, o el cáliz y los vasos e instrumentos que hemos reservado o consagrado en la iglesia para la Liturgia. El Cristiano es separado para amar, adorar y servir solamente a Dios.

El otro significado es “sagrado,puro”, como una persona de santidad extrema, o alguien que ya ha sido purificado de sus pecados, por el fuego de Dios; muchas Biblias traducen la palabra “santos”, cuando es usada por los escritores de la Sagrada Escritura como, “creyentes”, y creo que ésta es una traducción más exacta a lo que ellos querían decir; sin embargo no pierdan de vista el hecho que todos los Cristianos estamos llamados a ser santos, pero, no todos somos “santos” (puros de corazón)todavía, no obstante, esperamos que por la gracia de Dios, sí, lo lograremos.Que Dios los bendiga.

Que la Santa Virgen María, los Santos del Cielo y los Ángeles rueguen a Dios por nosotros, Amen!

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Readings for Sunday 06/16/13

Listen to Fr. Barron's commentary for Sunday 06/16/13



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Introduction

The Colossians were being advised by false teachers to believe in angels and powerful beings, and to follow certain kind of ascetic practices, contrary to the truth of the Gospel; Epaphras who was from Colossae and whom had established this church in Colossae, was a disciple of Paul, whom at that moment was in prison, Epaphras then looks for the assistance of the apostle in this matter, that is how and why, Paul writes the letter to the Colossians, which is very similar to the one he wrote to the Ephesians, but in this letter, Paul expands on the supremacy of Christ the Lord. In the next article we will expand on gnosticism, which was active then and is active now, in opposition to the Christian doctrine and the cause of many heresies.

(Colossians 1:1) Paul, an apostle of Jesus Christ, by the will of God, and Timothy, a brother: To them who are at Colosse, the saints and faithful brethren in Christ Jesus. Grace be to you and peace from God, our Father, and from the Lord Jesus Christ.

We give thanks to God, and the Father of our Lord Jesus Christ, praying always for you. Hearing your faith in Christ Jesus, and the love which you have towards all the saints, For the hope that is laid up for you in heaven: which you have heard in the word of the truth of the gospel: Which is come to you, as also it is in the whole world, and brings forth fruit, and growth, even as it does in you, since the day you heard, and knew the grace of God in truth.


Today there are new powers that fascinate, attract and control the Christian, but the message is still the same: over any and all realities is Christ. To know Jesus, is to know everything, to serve Jesus is paradoxically to enjoy of true freedom. We should take notice here the 'Catholicism' of the faith, when Paul says “ which is come to you, as also it is in the whole world”, we could say that nowadays, that truth is even more evident, since the Church has literally expanded to every corner of the world, even though in many cases, still under persecution.

(7) As you learned of Epaphras, our most beloved fellow-servant, who is for you a faithful minister of Christ Jesus. Who also hath manifested to us your love in the spirit. Therefore we also, from the day that we heard it, cease not to pray for you, and to beg that you may be filled with the knowledge of his will, in all wisdom, and spiritual understanding.

Paul and his companions pray here for the brothers in Colossae, in other words, intercede before God for them; never forget that we as a group of individuals make up the body of Christ, we are united by the love of God in a indivisible unity. It is also of importance to remember that the triad of faith, hope and love are a feature of Christian life, love is given supremacy because even if faith disappears because of evidence or, hope because of possession, love will still endures.
We could or should study philosophy, but, to substitute the wisdom and knowledge of God for man's reasoning and intellectual wanderings; it just doesn't sound right, remember that, even one word of Jesus, holds more wisdom than all the works of the great philosophers put together.

That you may walk worthy of God, in all things pleasing: being fruitful in every good work, and increasing in the knowledge of God.

We please God not by faith only, but, by being productive and living a life oriented by the doctrine of Christ, good morals and works of mercy.

(11)Strengthened with all might, according to the power of his glory, in all patience and long-suffering with joy. Giving thanks to God, the Father, who has made us worthy to be partakers of the lot of the saints in light: Who has delivered us from the power of darkness, and has translated us into the kingdom of the Son of his love, in whom we have redemption, the forgiveness of sins.

We are saved by the blood of Christ and not by the law, never the less, we must obey the law, but are awared that our redemption is only possible because of the redemptive sacrifice of our Lord, in whose Spirit we find strength and determination to face all the trials and tribulations of life.

The supremacy of Christ

(15) Who is the image of the invisible God, the first-born of all creation:

Paul makes it clear here, that Jesus the Lord, was not created, but born eternally from the Father, or as we say in the Creed, “begotten, not made”. We were created in the image and likeness of God, but, our Lord, “is the image” of God.

The Nicene Creed

I believe in one God, the Father almighty,
maker of heaven and earth,
of all things visible and invisible.
I believe in one Lord Jesus Christ,
the Only Begotten Son of God,
born of the Father before all ages.
God from God, Light from Light,
true God from true God,
begotten, not made, consubstantial
with the Father.

(16) For in him were all things created in heaven, and on earth, visible, and invisible, whether thrones, or dominions, or principalities, or powers: all things were created by him, and in him: (17) And he is before all, and by him all things consist.

The 'thrones or dominions' refer to angels which are also invisible (even sometimes they could appear in the likeness of men, as we could read in the Scripture); this could also refer to worldly powers or kingdoms. One thing is sure, everything owes its existence to the power of God, who is eternal and omnipotent.

Again, let's go back to the Nicene Creed which is recited in every Mass and which meas that, we as the Church founded by Christ himself, recognize and never forget his supremacy and centrality in our lives as Christians.

Through him all things were made.
For us men and for our salvation
he came down from heaven,
and by the Holy Spirit was incarnate
of the Virgin Mary,
and became man.

(18) And he is the head of the body, the church, who is the beginning, the first-born from the dead: that in all things he may hold the primacy. Because in him, it was pleasing that all fullness should dwell: And through him to reconcile all things unto himself, making peace through the blood of his cross, both as to the things that are on earth, and the things that are in heaven.

(21) And you, whereas you were some time alienated, and enemies in mind in evil works: Yet now he has reconciled in the body of his flesh through death, to present you holy and unspotted, and blameless before him.


Christ as our Shepherd is the head of the body the Church, and the first-born from the dead, meaning that, he is the first man born to eternal life (again, as a man), becoming our hope, or that we too will be given through Christ, eternal life. The greatest plenitude of graces were conferred on him as a man, and from him, as he is our head, to all the members of his Church. He made peace through his blood, in other words, no more enmity between heaven and man, we've been reconciled to God and the heavenly.

As we could see, Paul emphasized the supremacy and centrality of Christ in the following sentences: (v.15) He is the image of the invisible God . (v.17) He is before all things. (v.18) because He is the head.

From v.15 to v.20 we have the theological core of the letter to the Colossians, here Jesus appears as the lord of all creation and only savior of the world, he is the revelation of the fullness and perfection of God, he is the fountain of the spiritual life of mankind.

Only by accepting the total and absolute supremacy of Christ, man notwithstanding his actual condition, would reach full maturity, true knowledge and the authentic condition of a new and perfect man. In Jesus, the Christian discovers the only lord of the world and of history, a Christian can not fear the false powers (dominions) of the world, which are always ready to create oppressive structures.

Redemptive suffering

(23) If so you continue in the faith, grounded and settled, and immovable from the hope of the gospel which you have heard, which is preached in all the creation that is under heaven, whereof I Paul am made a minister. (24) Who now rejoice in my sufferings for you, and fill up those things that are wanting of the sufferings of Christ, in my flesh, for his body, which is the church: Whereof I am made a minister, according to the dispensation of God, which is given me towards you, that I may fulfill the word of God.

The sufferings and merits of Christ on the Cross were superabundant and sufficient for the redemption of the whole world, but, many sufferings are still to come to the body of Christ, the Church, so Paul (and all of us too) in resemblance of our redeemer, should offer our pain and sufferings for the redemption of sins of our brothers, as members of the body of Christ, as we hope, that together as the New Jerusalen will enjoy together the glory of God.

(25) Whereof I am made a minister, according to the dispensation of God, which is given me towards you, that I may fulfill the word of God: The mystery which hath been hidden from ages and generations, but now is made manifest to his saints.
(27) To whom God would make known the riches of the glory of this mystery among the Gentiles, which is Christ, in you the hope of glory. Whom we preach, admonishing every man, and teaching every man in all wisdom, that we may present every person (believer) perfect in Christ Jesus. Wherein also I labor, striving according to his working which he works in me in power.


The supremacy of Christ means that he is above and over everything and everybody, his primacy means that he is the first in everything. We have seen that Paul in his letters refers to the Christians as “saints”, please be aware that the word “saint” (from the Latin sanctus) has two meanings, the first one means a person or object “consacrated” (set apart) to a particular use or function, like when we consacrate a chair for our elderly parents or the chalice and sacred vessels in a church. The Christian has been separated to love, worship and to serve, only to God. The other meaning is “holy”, like a person of extreme holiness, or someone who has been purified of his/her sins by the fire of God; many Bibles translate the word “saints” when use by the writers of the Scripture, as “believers”, and I think, that is a more accurate translation, don't loose sight though that all Christians are called to be saints, but, not all of us are “saints” (pure of heart) yet, but , we hope that with the grace of God, we will get there . God bless you.


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Lecturas del Domingo 06/16/13, Domingo XI Tiempo Ordinario Ciclo "C"

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Primera lectura
Lectura del segundo libro de Samuel (12,7-10.13):
En aquellos días, Natán dijo a David: «Así dice el Señor, Dios de Israel: "Yo te ungí rey de Israel, te libré de las manos de Saúl, te entregué la casa de tu señor, puse sus mujeres en tus brazos, te entregué la casa de Israel y la de Judá, y, por si fuera poco, pienso darte otro tanto. ¿Por qué has despreciado tú la palabra del Señor, haciendo lo que a él le parece mal? Mataste a espada a Urías, el hitita, y te quedaste con su mujer. Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado, quedándote con la mujer de Urías."» David respondió a Natán: «¡He pecado contra el Señor!»
Natán le dijo: «El Señor ha perdonado ya tu pecado, no morirás.»


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Salmo

Sal 31,1-2.5.7.11

R. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado. .


Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor
no le apunta el delito.
R.

Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado.
R.

Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación.
R.

Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero.
R/.

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Segunda lectura

 
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (2,16.19-21):

Sabemos que el hombre no se justifica por cumplir la Ley, sino por creer en Cristo Jesús. Por eso, hemos creído en Cristo Jesús, para ser justificados por la fe de Cristo y no por cumplir la Ley. Porque el hombre no se justifica por cumplir la Ley. Para la Ley yo estoy muerto, porque la Ley me ha dado muerte; pero así vivo para Dios. Estoy crucificado con Cristo: vivo yo, pero no soy yo, es Cristo quien vive en mí. Y, mientras vivo en esta carne, vivo de la fe en el Hijo de Dios, que me amó hasta entregarse por mí. Yo no anulo la gracia de Dios. Pero, si la justificación fuera efecto.


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Evangelio


Lectura del santo evangelio según san Lucas (7,36–8,3):


En aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él. Jesús, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa. Y una mujer de la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino con un frasco de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo: «Si éste fuera profeta, sabría quién es esta mujer que lo está tocando y lo que es: una pecadora.»
Jesús tomó la palabra y le dijo: «Simón, tengo algo que decirte.»
Él respondió: «Dímelo, maestro.»
Jesús le dijo: «Un prestamista tenía dos deudores; uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta.
Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de los dos lo amará más?»
Simón contestó: «Supongo que aquel a quien le perdonó más.»
Jesús le dijo: «Has juzgado rectamente.»
Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón: «¿Ves a esta mujer? Cuando yo entré en tu casa,
no me pusiste agua para los pies; ella, en cambio, me ha lavado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado
con su pelo. Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entró, no ha dejado de besarme los pies.
Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo:
sus muchos pecados están perdonados, porque tiene mucho amor; pero al que poco se le perdona, poco ama.»
Y a ella le dijo: «Tus pecados están perdonados.»
Los demás convidados empezaron a decir entre sí: «¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?»
Pero Jesús dijo a la mujer: «Tu fe te ha salvado, vete en paz.»
Después de esto iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, predicando el Evangelio del reino de Dios; lo acompañaban los Doce y algunas mujeres que él había curado de
malos espíritus y enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de
Cusa, intendente de Herodes; Susana y otras muchas que le ayudaban con sus bienes.




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Comentario del Domingo 06/16/13
Comentario del Hermano José María Vegas, cmf
(propiedad de www.Ciudad Redonda.org)




El perdón y la deuda del amor

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Solemos considerar el perdón como un deber cristiano, basado en el perdón que recibimos de Dios. Pensamos también que, mientras que al Dios todopoderoso el perdón debe resultarle fácil, a nosotros, al menos a veces, nos resulta extraordinariamente difícil, si no imposible. En este modo de pensar el perdón (fácil) de Dios se da casi por descontado, con sólo cumplir ciertas condiciones; mientras que el perdonar nosotros se nos antoja un deber cuesta arriba, de difícl cumplimiento. El hecho de que los sentimientos negativos que acompañan a la ofensa recibida no desaparezcan enseguida, sino que tengan una cierta inercia temporal, aunque exista la voluntad de perdón, hace que muchos digan: “yo quisiera perdonar, pero no puedo”.

La Palabra hoy pone de relieve el perdón, pero no desde nuestra perspectiva (el perdón “a los que nos ofenden”, como decimos en el Padrenuestro), sino desde la perspectiva de Dios. Y es que, realmente, sin tener en cuenta ese perdón de Dios hacia nosotros, considerado detenidamente, es imposible entender el perdón a los que nos han ofendido. Y la consideración de este perdón de Dios, a la luz de la Palabra que nos ilumina hoy, nos ayuda a deshacer algún equívoco en la comprensión y en la experiencia de este don extraordinario.

El perdón es una posibilidad nueva, pues no se cuenta entre las variables normalmente consideradas en situación de conflicto. La ofensa, el daño, la injusticia “claman al cielo” pidiendo reparación y venganza. Existe una dinámica perversa que multiplica los efectos de esa negatividad, hasta hacer de ella una fuerza destructiva no sólo del ofensor, sino también del ofendido, pues en esta dinámica se alcanza con facilidad un punto álgido en el que ya no es posible discernir al ofensor del ofendido. El mal llama al mal, la violencia a la violencia, la ofensa a la respuesta adecuada, y, de este modo, todos acaban resultando ofensores y ofendidos. Sólo el perdón es capaz de romper esta dinámica diabólica y destructiva. Pero, ¿de dónde recabar la fuerza para detener esa tempestad de malos sentimientos?

En el Antiguo Testamento el perdón de Dios como reacción a los pecados del pueblo aparece siempre como por sorpresa, como una decisión casi ilógica ante una situación que pide castigo y destrucción. El perdón resulta ser una posibilidad “nueva”, inesperada, con la novedad del que “en el principio creó los cielos y la tierra” (Gen 1,1), del que hace nuevas todas las cosas (cf. Ap 21, 5). El perdón es una manifestación del poder creador de Dios, capaz de sacar toda la riqueza del ser de la nada, y de recrear la bondad de lo creado, cuando en ella comparece el misterio del mal que es el pecado. Si el perdón es un poder creador y recreador, sólo se puede entender de verdad como algo en último término procedente de Dios.

El primer rasgo que descubrimos en este poder divino es su carácter gratuito y sin condiciones, en paralelo a la gratuidad de la creación de la nada. No es cierto que el perdón sea algo que Dios concede “a condición” de que se cumplan ciertos requisitos. En el texto del libro de Samuel, el profeta Natán acusa abiertamente a David de su terrible pecado, y éste reacciona reconociéndolo. Pero no es el reconocimiento la causa del perdón. El profeta no le dice al arrepentido David, “ya que has reconocido tu pecado, el Señor te perdona”, sino “el Señor ya ha perdonado tu pecado”. El “he pecado contra el Señor” no es condición del perdón sino sólo la expresión de su acogida. Así como el pecado sólo es posible donde hay libertad, el perdón incondicional de Dios puede ser libremente acogido o rechazado por el hombre.

Al reconocer el propio pecado nos abrimos al poder del perdón ya otorgado, que nos sana y recrea. No es ése un reconocimiento fácil. Mirarse con realismo, y nombrar las propias sombras, los defectos, las malas ideas, intenciones y acciones requiere mucho valor. Y más aún si alguien, ejerciendo de profeta, nos denuncia. Ahí lo fácil es mirar para otro lado, o responder buscando excusas, o acusando a otros, a la sociedad, al inconsciente o al mismo profeta (“¿quién se habrá creído éste?”, solemos decir). De todos es sabido que el alcohólico y el drogadicto no ingresan en el camino de la rehabilitación hasta que no se dicen a sí mismos “soy un alcohólico, un drogadicto”. Lo mismo ocurre con los demás pecados. Y el pecado existe.

Es inútil que pretendamos escabullirnos, declarando su inexistencia, como si fuera verdad ese subjetivismo barato que pretende que “cada uno hace lo que a él le parece bien”. Cuando la verdad es que a diario hacemos con los ojos abiertos lo que a nosotros mismos nos parece mal. Para comprobar la estafa de ese burdo subjetivismo (que nos predican machaconamente algunos periodistas, políticos y hasta pedagogos) basta con ver cómo esos mismos predicadores y todos nosotros estamos prontos a acusar a los demás de los más variados pecados (aunque evitando cuidadosamente esa molesta palabra) personales, sociales o económicos. Tal vez nunca antes en la historia se hizo una profesión tan amplia de tolerancia moral, al tiempo que se van multiplicando las actitudes de “tolerancia cero” hacia ciertos comportamientos, tratando de corregir los efectos perversos de esta cultura sin pecado.

Si, pues, reconocemos con más o menos eufemismos, la realidad del mal y del pecado, ¿no deberíamos estar dispuestos a reconocerlo en nosotros mismos, con el coraje de confesar que no somos perfectos ni del todo buenos? Porque cuando lo hacemos así, sobre todo cuando acudimos al sacramento de la reconciliación, estamos abriéndonos a esa posibilidad sorpresiva, gratuita, inmerecida, pero recreadora y nueva que es el perdón.

Posiblemente no haya peor pecado que el declararse libre de ellos, al tiempo que se acusa sin misericordia a los demás. Es el caso del anfitrión de Jesús, el fariseo Simón. El que incluso se indique su nombre habla de una cierta familiaridad con Jesús, del que se sentía discípulo ya que lo reconocía como Maestro. Pero Simón es de esos discípulos asentados en la seguridad de ser “buena persona”, gente de principios y, por tanto, muy dado a marcar distancias con los pecadores “oficiales”, como “esa” mujer.

La cuestión es que, grandes o pequeños, socialmente visibles o celosamente encubiertos por nuestro estatus social, cada uno ha de reconocer ante Dios sus propios pecados, sus debilidades, su imperfección y, en el fondo, la necesidad que tiene de la misericordia y el amor del Dios, que nos ha creado sin nosotros, y el único que nos puede salvar, pero no sin nosotros, como recuerda san Agustín. Nuestro discipulado y nuestra amistad con Jesús pueden reducirse a un trato correcto y formal, pero en el que nuestro corazón permanece cerrado. Abrimos las puertas de nuestra casa a Jesús, pero no le permitimos que entre de verdad en nuestra vida, no nos consideramos necesitados de salvación, tal vez porque consideramos que la tenemos garantizada como un derecho, ya que somos tan buenas personas.

Todo lo contrario sucede con la pecadora pública de aquella ciudad. En sus muestras de arrepentimiento se expresan todos los gestos de bienvenida propios de la cultura oriental: el agua para lavar los pies del polvo del camino, el beso de acogida, el perfume en la cabeza. Jesús le recuerda al fariseo Simón quién lo ha acogido de corazón y no sólo de modo formal.

En el tenor del texto se puede dar el malentendido de pensar que la mujer obtiene el perdón porque muestra mucho amor. Esto estaría en contradicción con lo dicho sobre David, pero también en la pequeña parábola con la que Jesús corrige a Simón: muestra más amor el deudor al que más se le ha perdonado. No es que la mujer obtenga el perdón a causa del mucho amor que muestra, sino que, por el contrario, muestra mucho amor porque se le ha perdonado mucho. El perdón incondicional ya otorgado entra en nosotros sanándonos si lo aceptamos y nos abrimos a él; y la sanación se expresa en la gratitud y el amor. El perdón de los grandes pecados y de los aparentemente pequeños nos da un corazón nuevo. Sólo cuando hemos experimentado la gratuidad de un amor que nos perdona y regenera podemos estar en disposición de perdonar nosotros: “perdona nuestras ofensas para que podamos perdonar a los que nos han ofendido”, así se puede entender la petición del Padrenuestro.

¿Es verdad que, mientras que a nosotros el perdón nos cuesta lágrimas y sangre, a Dios le resulta muy fácil? Podemos tratar de entenderlo atendiendo a lo que Él nos ha revelado de sí mismo. Y, según esa revelación, sabemos que el perdón de Dios es un don gratuito, pero no “barato”. Como dijo el teólogo luterano Bonhoeffer, existe un “precio de la gracia”. La gracia (que incluye el perdón) es eso, gracia, don; pero no banal ni barata: “habéis sido adquiridos a gran pre­cio” (1 Cor 6, 20), y lo que le ha costado caro a Dios no debe resultarnos barato a nosotros.

De este alto precio nos habla hoy Pablo, con un exquisito sentido personal que cada uno puede aplicarse a sí mismo: “me amó hasta entregarse por mí”. La muerte de Cristo es el precio que Dios ha pagado por nuestra reconciliación. Si en ocasiones perdonar nos cuesta lágrimas y hasta sangre, pensemos que el perdón que recibimos de Dios gratuitamente no es una mercancía barata, que se puede dar por descontada. Es gratis, sí, pero es cara. “Caro” es lo que cuesta mucho, pero también lo que es muy querido, lo que más valor tiene.

Si Dios ha entregado por nosotros lo más querido (a su propio Hijo), podemos entender hasta qué punto le somos caros, hasta qué punto nos ama. El amor que Dios nos tiene, que se traduce en su voluntad de perdón, es lo más valioso que hay en nuestra vida, nuestra posibilidad más alta, lo que nos ayuda a ser nosotros mismos, rehabilitando nuestra dignidad dañada por el pecado. Dios ha pagado un alto precio para hacernos este regalo. ¿No habremos nosotros de responderle abriéndole de par en par las puertas de nuestra casa, con un corazón agradecido, que muestra mucho amor y derrama gratuitamente sobre los demás, como un perfume de suave olor, lo que ha recibido gratis?

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Este comentario pertenece al Padre Robert Barron (www.wordonfire.org) .


Comentario a las lectruras del 06/16/13

La paz sea con uds, amigos míos, unos de los privilegios de mi vida, ha sido poder estudiar y trabajar por varios años, con el libro 2 de Samuel en preparación de un largo comentario teológico que estoy escribiendo sobre este episodio, y por lo tanto he leído muchos comentarios y libros sobre este asunto, por cierto este es uno de los textos mas extraordinarios que nos llega del mundo antiguo, lleno de historias (relatos) fantásticos, perspicacia psicológica y de una tremenda profundidad teológica.

El 2do libro de Samuel se trata sobre “el rey David”, y el primero de Samuel se trata de la ascensión de David al reinado de Israel, de ahí que 2 Samuel se refiera sólo al rey David, del cual tomamos la lectura del día de hoy, y que se le considera diría yo, un cambio importante o giro de la historia narrada en 2 Samuel, podríamos decir que marca un momento decisivo en la vida del rey David; antes de continuar, necesitamos un poco de información previa a este episodio, de ahí que al comienzo de (2 Samuel 11), se nos dice que era la época del año cuando los reyes van de campaña (militar), y David sin embargo, se encontraba en el palacio.

De plano, que esto no está bien, pues había llegado la primavera y los ejércitos se pueden de nuevo mover y hacer sus ejercicios militares, en los cuales tiene que participar el rey (en esos tiempos los "lideres" tambien iban a la guerra, y no como ahora, que sólo ordenan desde lejos a sus tropas) por ser el jefe supremo, y se nos dice que David se encontraba en el palacio, y no donde debería estar, recordemos que la vida entera de David ha sido la vida de un guerrero, la cual comenzó con la victoria sobre Goliat, convirtiéndose así en un comandante de confianza del rey Saul, y que después tiene que huir por los celos que Saul desarrolla en contra de él, y que participa también en una guerra civil y luchas contra los Filisteos, eso es lo que David es, es un soldado, un luchador, ¿entonces cómo es que este guerrero en los tiempos que los ejércitos salen de campaña, él se encuentra en casa?

¿Por qué no está David en la arena de la guerra? Tenemos aquí, la primera lección espiritual, noten uds, lo que sucede cuando nos alejamos de la lucha (guerra) espiritual, cuando rehusamos tomar nuestras armas espirituales y abandonamos nuestro puesto (de vigilancia); utilizo el lenguaje militar, (al igual que el apóstol Pablo) pues somos la “eclessia militans”, la iglesia militante (que participa en campañas contra el 'enemigo'), es decir estamos constantemente en una guerra espiritual, participamos en una activa campaña para llevar a Cristo al mundo, lo cual quiere decir que participaremos siempre en luchas de campaña.

Noten uds, lo que sucede cuando es el tiempo de campaña (hora de luchar), y uds, deciden quedarse en casa, pues bien, la narración continua y se nos dice que David se despertó cuando ya era entrada la tarde, recordemos que esta era una cultura de “siesta por la tarde” de algunos países del área del Mediterráneo, lo que es notable aquí, es que se nos dice que se despertó muy entrada la tarde, o sea que había pasado en cama por mucho tiempo, lo cual es otro mal signo, pues no sólo David está ausente en la pelea sino que también el rey está de haragán.

¿Y qué hace después de levantarse? simplemente se va a la terraza del palacio a caminar y ver lo que está pasando abajo, lo cual es tampoco bueno, pues se está poniendo en una actitud de todo poderoso al simplemente darse a la tarea de observar nada mas desde lo alto, David quien siempre había obedecido a Dios, actúa ahora como si el fuese Dios; compañeros pecadores ¿se les hace ésto familiar? tendemos a desobedecer a Dios, a querer actuar como Dios, ¿no es cierto? Y cuando hacemos eso, nos metemos a problemas, y David no es la excepción, muy pronto a como verán se mete en un gran problema.

Desde la altura del palacio, David espía (está de mirón) a Betsabé, quien se daba un baño en la terraza de su casa, (y por favor recuerden, siempre, alguien los está espiando, no importa que tan solo crean uds. estar) ella ademas de ser muy bonita está casada, y casada con uno de los soldados de David, pero, a la porra con todo eso! el nada mas está holgazaneando y la mujer es como la manzana del Paraíso, se ve apetitosa y buena, entonces, manda a llamarla y se acuesta con ella y la señora queda embarazada.

Ahora David está muy preocupado, pues a pesar que él es el rey, de acuerdo a la ley Mosaica, el adulterio es penalizado con la muerte, y la ley (Tora) se debe aplicar aun al rey, a como ven, la cosa se complica, entonces David, haciendo uso de su poder como rey y su astucia, hace llamar a Urias, quien es el marido de Betsabé, y quien como buen soldado se encuentra en el teatro de la batalla, contrario a su rey quien decide quedarse de holgazán en el palacio, y andar de fisgón y adúltero.

David manda a llamar a Urias, para tratar de cubrir su error y hacer que Urias al llegar y tener relación con su mujer aparecerá como el padre del niño que va ha nacer, sin embargo, tan honroso como un buen Boy Scout, rehúsa ir a pasarla bien con su mujer, en deferencia a sus compañeros en la batalla, le dice a David, “mientras mis compañeros están en el campo de batalla y durmiendo al descubierto, yo no puedo ir a quedarme cómodo en mi casa.” Entonces David lo emborracha y le ordena ir a su casa, pero, Urias no cede, y esto aunque parezca una tragicomedia, nos presenta a dos personas moviéndose en sentidos espirituales diferentes, Urias se comporta como un buen y fiel soldado de Israel, en cambio David el rey, se comporta como un patán.

Todavía preocupado por el desenlace que esto pueda tener, David hace uso de su autoridad real una vez mas, y trama ahora un plan aun más canallesco, envía así al mismo Urias con un mensaje para su comandante Joab, quien también como todo un buen Israelita se encuentra en el sitio de batalla; Urias lleva consigo su propia pena de muerte, pues el mensaje es de enviar a Urias al punto más peligroso de la batalla y hacer que el resto de las tropas se alejen del lugar, para asegurarse de la muerte de Urias; la ironía es que Urias entregó el mensaje con la orden de su propia muerte a Boaz y el resultado es a como lo planeó David.

Me trae a la mente una película de Mel Brooks cómo un rey corrupto, que en esta escena, vuelve a ver hacia la cámara y dice, “hey, es muy bueno ser el rey.” Por supuesto, lo cual es el problema aquí, que tu puedes obtener todo lo que quieras, por el simple hecho de ser el rey, aquí David utiliza todo su autoridad y poder para manipular y abusar a su gente y lograr así sus planes malévolos; David con este gesto se convierte en, adultero, conspirador y asesino. Y por ser el rey, se sale con las suyas.

Excepto, por un pequeño problema, pues Dios no estaba nada contento con lo que hizo David, vemos con que facilidad las grandes figuras de la Biblia, parecen olvidar la omnipresencia y omnisciencia de Dios, podemos engañar a mucha gente, podemos manipular muchas cosas a nuestra conveniencia, especialmente si eres rey o una persona poderosa—escuchen, especialmente personas poderosas que están leyendo este sermón—podemos aparecer como muy buenos ante el mundo, pero, no podemos engañar a Dios, que ni se les ocurra. Entonces el Señor envía a su profeta Natán, a que visite a David, y quien por medio de su sabiduría e ingenio, atrapa a David; si quieren, vayan a la sección de 2Samuel y lean esta joya literaria que nos llega desde el mundo antiguo.

Natán le cuenta a David la historia de un hombre rico que poseía muchas ovejas, ganado y toda clase de animales de corral, existía ademas un pobre vecino que sólo poseía una ovejita, la cual él había creado desde muy chiquita y la consideraba como su mascota muy querida, y que convivía con la familia; el hombre rico se presenta donde este pobre hombre y le dice que va a preparar una cena, pero que no quiere matar a ninguno de sus animales, en cambio, toma la ovejita del hombre pobre para su cena, abusando así de su poder y autoridad. Natán pretende traer este caso ante el rey para que de su sentencia, al escuchar el caso, David se enciende de enojo y dice, “este hombre merece la muerte!” Entonces Natan calmada y directamente le dice, “tu, eres ese hombre.”

Esta es una linda parábola de lo que David había hecho, quien poseía muchas esposas y concubinas ademas de poder y riquezas, tenemos ademas a Urias el hitita, y David le toma a su esposa; les digo que aun los reyes están bajo la autoridad de Dios, por lo tanto, aun lo reyes deben de cumplir con la ley moral, por eso a como ya he dicho en otra ocasión, es la razón por la que la religión es tan importante en el plano de la vida pública, Patrick Henry nos lo dijo,: “cuando eliminamos a Dios, las fuerzas tiránicas se desencadenan.” lo vemos aquí, cómo David actúa como un tirano, pues se ha olvidado de Dios, y de nuevo, “las fuerzas tiránicas toman el control”, David no puede ni correr ni esconderse, admite su culpabilidad y espera la sentencia de Natan.

Es aquí donde nuestra primera lectura comienza, y oímos decir al profeta Natán, “Mataste a espada a Urías, el hitita, y te quedaste con su mujer. Pues bien, la espada no se apartará nunca de tu casa; por haberme despreciado (Dios habla).” A como ven, Dios perdona (no muere) a David, pero eso no quiere decir que el pecado no es castigado, si decimos eso, sería salirnos del ambiente bíblico, existe algo así como una ley del Karma en la Biblia, por la cual el pecado lleva consigo sus propias consecuencias negativas, vemos cómo el castigo tiene que ver con la familia de David, estoy seguro que uds saben de muchas familias que han sido destruidas por el pecado del adulterio, que es lo que David ha hecho aquí, supongo que uds saben de mucho abuso, odio, resentimiento, abuso verbal y tensiones creadas por este pecado en particular.

Lo cual es muy cierto en el caso de David, pues Natán le dice que, “la espada nunca se apartará de tu casa”, y si continúan leyendo 2 Samuel, se darán cuenta que en esta familia, se desarrolla toda una rivalidad entre hijos contra sus padres, hermanos contra hermanas, todo una absoluta riña familiar sin fin, lo cual es todo causado por éste pecado en particular; David es descrito como “un hombre según el corazón de Dios” la cual es una linda descripción de David en la Biblia, él era el cantante con dulce voz, el rey elegido de Israel, pero aun él cae en este pecado tan terrible; nunca pensés que sos inmune, no pensés que nunca bajarás tu guardia moral, ni pensés tampoco que ya porque tu pecado no es conocido por nadie, es desconocido a Dios, y nunca seras castigado.

A como dije la semana pasada, Dios es un Dios de gracia, un Dios de amor que perdona, sí, todo eso es cierto, y por favor lean esta historia y se darán cuenta que lo que dice Dietrich Bonhoeffer es cierto, que “Dios nos ofrece su gracia, pero no, gracia barata”. Que Dios los bendiga.

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Readings for Sunday 06/16/13

XI Sunday Ordinary Time


(2 Sam. 12:7)

Nathan said to David:
“Thus says the LORD God of Israel:
‘I anointed you king of Israel.
I rescued you from the hand of Saul.
I gave you your lord’s house and your lord’s wives for your own.
I gave you the house of Israel and of Judah.
And if this were not enough, I could count up for you still more.
Why have you spurned the Lord and done evil in his sight?
You have cut down Uriah the Hittite with the sword;
you took his wife as your own,
and him you killed with the sword of the Ammonites.
Now, therefore, the sword shall never depart from your house,
because you have despised me
and have taken the wife of Uriah to be your wife.’
Then David said to Nathan,
“I have sinned against the LORD.”
Nathan answered David:
“The LORD on his part has forgiven your sin:
you shall not die.”


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Responsorial Psalm (110:1)


R. Lord, forgive the wrong I have done.

Blessed is the one whose fault is taken away,
whose sin is covered.
Blessed the man to whom the LORD imputes not guilt,
in whose spirit there is no guile.
R.

I acknowledged my sin to you,
my guilt I covered not.
I said, “I confess my faults to the LORD,”
and you took away the guilt of my sin.
R.

You are my shelter; from distress you will preserve me;
with glad cries of freedom you will ring me round.
R.

Be glad in the LORD and rejoice, you just;
exult, all you upright of heart.
R.


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Reading 2 (Gal. 2:16)

Brothers and sisters:
We who know that a person is not justified by works of the law
but through faith in Jesus Christ,
even we have believed in Christ Jesus
that we may be justified by faith in Christ
and not by works of the law,
because by works of the law no one will be justified.
For through the law I died to the law,
that I might live for God.
I have been crucified with Christ;
yet I live, no longer I, but Christ lives in me;
insofar as I now live in the flesh,
I live by faith in the Son of God
who has loved me and given himself up for me.
I do not nullify the grace of God;
for if justification comes through the law,
then Christ died for nothing.


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Gospel (Lk. 7:36)

A Pharisee invited Jesus to dine with him,
and he entered the Pharisee’s house and reclined at table.
Now there was a sinful woman in the city
who learned that he was at table in the house of the Pharisee.
Bringing an alabaster flask of ointment,
she stood behind him at his feet weeping
and began to bathe his feet with her tears.
Then she wiped them with her hair,
kissed them, and anointed them with the ointment.
When the Pharisee who had invited him saw this he said to himself,
“If this man were a prophet,
he would know who and what sort of woman this is who is touching him,
that she is a sinner.”
Jesus said to him in reply,
“Simon, I have something to say to you.”
“Tell me, teacher, ” he said.
“Two people were in debt to a certain creditor;
one owed five hundred days’ wages and the other owed fifty.
Since they were unable to repay the debt, he forgave it for both.
Which of them will love him more?”
Simon said in reply,
“The one, I suppose, whose larger debt was forgiven.”
He said to him, “You have judged rightly.”

Then he turned to the woman and said to Simon,
“Do you see this woman?
When I entered your house, you did not give me water for my feet,
but she has bathed them with her tears
and wiped them with her hair.
You did not give me a kiss,
but she has not ceased kissing my feet since the time I entered.
You did not anoint my head with oil,
but she anointed my feet with ointment.
So I tell you, her many sins have been forgiven
because she has shown great love.
But the one to whom little is forgiven, loves little.”
He said to her, “Your sins are forgiven.”
The others at table said to themselves,
“Who is this who even forgives sins?”
But he said to the woman,
“Your faith has saved you; go in peace.”

Afterward he journeyed from one town and village to another,
preaching and proclaiming the good news of the kingdom of God.
Accompanying him were the Twelve
and some women who had been cured of evil spirits and infirmities,
Mary, called Magdalene, from whom seven demons had gone out,
Joanna, the wife of Herod’s steward Chuza,
Susanna, and many others who provided for them
out of their resources.


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