¿Qué Tan Aburrida Es La Misa? (Part 6)

¿Qué Tan Aburrida Es La Misa? (Parte 6)
How Boring is the Mass? (Part 6)

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Contigo voy Virgen pura y en tu poder voy confiado, pues yendo de ti amparado, mi alma estará segura.
Dulce Madre no te alejes, tu vista de mí no apartes, ven conmigo a todas partes y solo nunca me dejes. Ya que me proteges tanto, como verdadera Madre, ruega para que me bendiga el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. Amen.

Lecturas del Domingo02/05/12


Comentario a las lecturas del Domingo 02/05/12 del hermano Jose María Vegas, cmf


Listen to Fr. Barron's commentary for Sunday 02/05/12
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Este blog es dedicado a mi Señor y mi Dios; mi Salvador y Redentor; mi Hermano Mayor y Amigo que nunca falla; mi Maestro y Rey: Yeshua Hammashiach = Jesús el Mesías.


Después de haber completado la "Oración Colecta", pasamos ahora a la “liturgia de la Palabra”, se hará la “Primera Lectura” que a como ya dijimos es del Antiguo Testamento, seguida por un Salmo y después la “Segunda Lectura” generalmente de las cartas de Pablo, y para completar, el Evangelio que es precedido por el canto o antífona del “Aleluya”. El Evangelio sólo puede ser leído por el sacerdote o por un diácono, lo cual explicaré un poco mas adelante.

El Aleluya

Quiero hacerles una pequeña exposición de la palabra (expresión) Aleluya, porque es una parte interesante de la liturgia; para comenzar, esta palabra nos llega del Hebreo formada por la palabra “Hallelu” y la palabra “YAH”, que forman la expresión: “Alaben al Amado” que es a como la usan los Judíos, pero que los Cristianos la traducimos como “Alaben a Yahveh”.

Los Judios nunca pronuncian el nombre de Dios, ellos le llaman el Señor, el Amado (Adonai) o YAH; y cuando escriben, no escriben la palabra Dios, sino D—s; la razón es que el nombre de Dios es muy sagrado (y misterioso) y nosotros no somos merecedores ni de mencionarlo, pues lo profanaríamos con nuestros labios impuros.

La palabra “Aleluya” aparece por primera vez en el (Salmo 106:1) ¡Aleluya! ¡Dad gracias a Yavé, porque es bueno, porque es eterno su amor! (2) ¿Quién dirá las proezas de Yavé, hará oír toda su alabanza? (3) ¡Dichosos los que guardan el derecho, los que practican en todo tiempo la justicia! (4) ¡Acuérdate de mí, Yavé, por amor de tu pueblo; con tu salvación visítame, (5) que vea yo la dicha de tus elegidos, me alegre en la alegría de tu pueblo, y me gloríe con el pueblo de tu herencia.

Después de los Salmos, la palabra "Aleluya" aparece en (Tobías 13:14) ¡Dichosos los que te amen! ¡Dichosos los que se alegren en tu paz! ¡Dichosos cuantos hombres tuvieron tristeza en todos tus castigos, pues se alegrarán en ti y verán por siempre toda tu alegría!

(15) Bendice, alma mía, al Señor y gran Rey, (16) que Jerusalén va a ser reconstruida y en la ciudad su Casa para siempre. Seré feliz si alguno quedare de mi raza para ver tu Gloria y confesar al Rey del Cielo. Las puertas de Jerusalén serán rehechas con zafiros y esmeraldas, y de piedras preciosas . (17) Las plazas de Jerusalén serán soladas con rubí y piedra de Ofir; las puertas de Jerusalén entonarán cantos de alegría y todas sus casas cantarán: ¡Aleluya! ¡Bendito sea el Dios de Israel! Y los benditos bendecirán el Santo Nombre por todos los siglos, amen! Por supuesto que esto es una referencia a nuestro destino final, la Jerusalen Celestial; y si no me salvo yo, aún así, me alegraría si se salva mi familia.

La Tradición nos enseña que la expresión del Aleluya es importante en las alabanzas de los coros angelicales, en su adoración alrededor del trono de Dios en el cielo. De ahí que es un término de gran alegría, y cuando participamos en la Misa cantando el Aleluya, lo hacemos sumándonos a los ángeles que adoran y alaban a Dios. Esto nos recuerda también de que el Reino de Dios ya ha sido establecido aquí en la tierra, y que es la Iglesia; por lo tanto, cuando participamos en la Misa, participamos también en la celebración en el Cielo.

Pasamos ahora al libro del Apocalipsis, en donde se afirma lo antes dicho: (Apocalipsis 19:1) Después oí en el cielo como un gran ruido de muchedumbre inmensa que decía: ¡Aleluya! La salvación y la gloria y el poder son de nuestro Dios, (2) porque sus juicios son verdaderos y justos; porque ha juzgado a la Gran Ramera que corrompía la tierra con su prostitución, y ha vengado en ella la sangre de sus siervos. (3) Y por segunda vez dijeron: ¡Aleluya! La humareda de la Ramera se eleva por los siglos de los siglos. (4) Entonces los veinticuatro Ancianos y los cuatro Vivientes se postraron y adoraron a Dios, que está sentado en el trono, diciendo: ¡Amén! ¡Aleluya!

(5) Y salió una voz del trono, que decía: Alabad a nuestro Dios, todos sus siervos y los que le teméis, pequeños y grandes. (6) Y oí el ruido de una muchedumbre inmensa y como el ruido de grandes aguas y como el fragor de fuertes truenos. Y decían: ¡Aleluya! Porque ha establecido su reinado el Señor, nuestro Dios Todopoderoso. (7) Alegrémonos y regocijémonos y démosle gloria, porque han llegado las bodas del Cordero, y su Esposa se ha engalanado (8) y se le ha concedido vestirse de lino deslumbrante de blancura, el lino son las buenas acciones de los santos. Y por supuesto, que todos sabemos quien es la Esposa del Cordero, ¿no es cierto?

Durante la Cuaresma nos abstenemos de cantar el Aleluya, porque estamos en un estado de reflexión sobre la Pasión del Señor, y en penitencia por nuestros pecados; esto es algo similar a la peregrinación o paso de los Israelitas por el desierto; después de este periodo de arrepentimiento, cataremos de nuevo con alegría, el día en que celebramos la Resurrección del Redentor, o mejor dicho en la víspera de la Pascua, que es la noche del Sábado Santo, cuando el sacerdote canta tres Aleluyas y nosotros respondemos con gran jubilo, Aleluya!; uniendo nuestro gozo al de los ángeles en el Cielo.


La Lectura del Evangelio

Pasamos ahora a la lectura del Evangelio, pero antes que nada, leamos el siguiente versículo de la Bíblia (Apocalipsis 5:2) Y vi a un Angel poderoso que proclamaba con fuerte voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y soltar sus sellos? (3) Pero nadie era capaz, ni en el cielo ni en la tierra ni bajo tierra, de abrir el libro ni de leerlo. (4) Y yo lloraba mucho porque no se había encontrado a nadie digno de abrir el libro ni de leerlo. (5) Pero uno de los Ancianos me dice: No llores; mira, ha triunfado el León de la tribu de Judá, el Retoño de David; él podrá abrir el libro y sus siete sellos.

(6) Entonces vi, de pie, en medio del trono y de los cuatro Vivientes y de los Ancianos, un Cordero, como degollado; tenía siete cuernos y siete ojos, que son los siete Espíritus de Dios, enviados a toda la tierra. (7) Y se acercó y tomó el libro de la mano derecha del que está sentado en el trono. (8) Cuando lo tomó, los cuatro Vivientes y los veinticuatro Ancianos se postraron delante del Cordero. Tenía cada uno una cítara y copas de oro llenas de perfumes, que son las oraciones de los santos.

Ya que el sacerdote dice la Misa “in persona Christi”, basados en la lectura anterior del libro del Apocalipsis, donde sólo Cristo es merecedor de abrir el pergamino o libro con su siete sellos y leerlo; la lectura e interpretasion del Evangelio es hecha sólo por el sacerdote en forma de sermón u homilía; lo cual será para nosotros nuestro “Pan”, que es necesario para alimentar nuestra alma y mente, esta “Palabra” nos nutrirá con energía para que podamos con confianza y fuerza afrontar las luchas del diario vivir.

Nuestro Señor nos dijo que la Palabra de Dios es necesaria para nuestra vida, no vivimos sólo de pan o alimentos materiales para sostener nuestro cuerpo físico, sino que también necesitamos oír la Palabra de Dios para alimentar nuestra alma y espíritu; ademas, no basta sólo oír la Palabra de Dios, sino que también debemos meditarla, orar con ella, reflexionar y ponerla en práctica.

(Mateo 13:1) Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó a orillas del mar. (2) Y se reunió tanta gente junto a él, que hubo de subir a sentarse en una barca, y toda la gente quedaba en la ribera. (3) Y les habló muchas cosas en parábolas. Decía: Una vez salió un sembrador a sembrar. (4) Y al sembrar, unas semillas cayeron a lo largo del camino; vinieron las aves y se las comieron.

(5) Otras cayeron en pedregal, donde no tenían mucha tierra, y brotaron enseguida por no tener hondura de tierra; (6) pero en cuanto salió el sol se agostaron y, por no tener raíz, se secaron. (7) Otras cayeron entre abrojos; crecieron los abrojos y las ahogaron. (8) Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto, una ciento, otra sesenta, otra treinta. (9) El que tenga oídos, que oiga.

….(23) Pero el que fue sembrado en tierra buena, es el que oye la Palabra y la comprende: éste sí que da fruto y produce, uno ciento, otro sesenta, otro treinta.

A como pueden ver, la Palabra de Dios debe de ser plantada en nuestro corazón, el cual es la tierra en donde se desarrollará y será como una planta de trigo, que producirá de acuerdo a la calidad del terreno que existe en nuestro ser. Es de suma importancia y necesidad que plantemos la Palabra de Dios en el corazón de los niños y jóvenes; especialmente hoy en día cuando aun los gobiernos de las naciones, han declarado una campaña brutal contra el Cristianismo en particular, y tratan de borrar la educación Cristiana de las escuelas, y en cambio han instituido toda clase de filosofías humanísticas, es decir, un laicismo rabiosamente anti-religioso, que se opone aun a la creencia en el único y verdadero Dios.

Creo que una de las razones por la que los jóvenes han abandonado la Iglesia, es la forma tímida y rutinaria en la que les presentamos la Palabra de Dios; los jóvenes de hoy, quieren ser tratados con cierta dificultad intelectual, quieren que los tratemos como seres inteligentes y capaces de aceptar retos que prueben su capacidad cerebral; los chavalos (muchachos) de hoy en día, están abiertos a enseñanzas nuevas ( recuerden las palabras del Maestro “Vino nuevo para odres nuevas”) y excitantes, pero una homilía corta de sólo unos minutos a la semana no es suficiente y efectiva para contrarrestar el aluvión de basura, que les hes puesto diariamente en sus cerebros por los medios modernos (prensa, radio, TV, cine y la Internet) y las escuelas.

Los muchachos comprenden el principio GIGO (del Inglés: Garbage In, Garbage Out ; que quiere decir: si entra basura, saldrá basura), es decir que es algo parecido a una licuadora, si le ponemos zanahorias, nos dará jugo de zanahoria, si le metemos guayabas, nos dará puré de guayaba, y si le metemos basura, nos regresará basura licuada; o sea que si le metemos basura al cerebro (el procesador de la persona) pues obtendremos basura de regreso, pero si lo cultivamos con los valores y principios Cristianos, tendremos una persona educada, íntegra, de buen corazón y civilizada.

Precisamente por esa razón es que debemos de instruir a los jóvenes y niños en la doctrina Cristiana (Católica), no de la forma infantil como cuando nos preparábamos para la Primara Comunión, sino de una forma mas avanzada, introduzcámosle a la Biblia, permitámosle cuestionar no sólo la Palabra de Dios sino también nuestra doctrina, creencias y dogmas; al fin que la Palabra del Señor es infalible, y la Iglesia tiene mas de 2000 años de debates filosóficos, teológicos y doctrinarios en su haber, y hasta hoy sigue en pie, y seguirá hasta que vuelva el Rey.

Debemos de evitar que los enemigos de las buenas costumbres, los promovedores de los anti-valores y la inmoralidad, que se encuentran hoy en posiciones de poder en muchos países del globo, no conviertan al mundo entero en Sodoma y Gomorra, pues ellos hablan de que nuestras buenas costumbres son anticuadas; mas se olvidan que la corrupción que ellos proponen ya existió antes, precisamente en los dos sitios antes mencionados, o sea, que la depravación es tan antigua como la tierra.

Sintonicen el canal EWTN y si no lo tienen en el paquete del servicio de cable, llamen a su proveedor y pídanle que les incluyan EWTN; lean buenos libros escritos como por ejemplo del Padre Mitch Pacwa, el Dr. Scott Hahn, obtengan el video de “Catholicism” del Padre Robert Barron, libros del Dr. Peter Kreeft, y el Cardinal Joseph Ratzinger ( su Santidad el Papa Benedicto XVI).

Continuará...


Que Dios Padre, el Hijo y el Espíritu santo los bendiga, y que los santos Ángeles los protejan durante el día y cuando duermen, Amen!

Que la Santa Virgen María, los Santos del Cielo y los Ángeles rueguen a Dios por nosotros, Amen!

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"English Section"

Listen to Fr. Barron's commentary for Sunday 02/05/12


This blog is dedicated to my Lord and my God; my Savior and Redeemer; my Big Brother and reliable Friend; my Master and Teacher: Yeshua Hammashiach. =Jesus the Messiah.



After completing the “Collect Prayer”, we are now ready for the “liturgy of the word”, we'll have the “First Reading” (most of the time, as we already said in the previous article; it's a reading from the Old Testament) followed by a “Psalm” or from the books of Wisdom; then a “Second Reading” from the letters of Paul, and finally the “Gospel” which is presided by a hymn with the word Alleluia in it; the “Gospel” will be read by the priest or a deacon only, will see in a moment why it is like that.

I just want to expand a little bit on the “Alleluia”, because it is a very interesting part of the liturgy; for starters, this word comes from the Hebrew words “Hallelu” and “YAH”, which form the expression that means “praise Adonai (or let's praise Adonai)” for the Jews, and that we the Christians, translate as “praise Yahweh”. The Jews never call or pronounce the name of God, that's why you might see Him been called “Adonai” or the “Lord”, and when they write, they just spell it as “G-d”; the reason is that the name of God is so sacred (and thus mysterious), that we are not worthy to pronounce it, because we could defile it with our impure lips.

The word (or expression) “Alleluia” appears for the first time in the (Psalm 106:1) Hallelujah!
Give thanks to the LORD, who is good, whose mercy endures forever. (2)Who can recount the mighty deeds of the LORD, proclaim in full God’s praise? (3) Blessed those who do what is right, whose deeds are always just. (4) Remember me, LORD, as you favor your people; come to me with your saving help, (5) That I may see the prosperity of your chosen ones, rejoice in the joy of your people, and glory with your heritage.

The same word appears also in (Tobit 13:16) The gates of Jerusalem shall be built of sapphire, and of emerald, and all the walls thereof round about of precious stones. (17) All its streets shall be paved with white and clean stones: and Alleluia shall be sung in its streets, (18) blessed be the Lord, who has exalted it, and may he reign over it for ever and ever, Amen. This of course is describing the heavenly Jerusalem or, our final destination.

The Tradition dictates that, the expression Alleluia is the chief term of praise of the choirs of angels, as they worship around the throne of God in Heaven. It is therefore a term of great joy, and our use of the Alleluia during Mass is a way of participating in the angels' worship. It is also a reminder that the Kingdom of Heaven is already established on earth, in the form of the Church, and that our participation in Mass is a participation in Heaven.

And last but not least, we find the word “Alleluia” again in the book of (Revelation 19:1) After these things, I heard as it were the voice of much people in heaven, saying: Alleluia. Salvation and glory and power is to our God. (2) For true and just are his judgments, who has judged the great harlot which corrupted the earth with her fornication and has revenged the blood of his servants, at her hands. (3) And again they said: Alleluia. And her smoke ascends for ever and ever. (4) And the four and twenty ancients and the four living creatures fell down and adored God that sits upon the throne, saying: Amen. Alleluia.

(5)And a voice came out from the throne, saying: Give praise to our God, all you his servants: and you that fear him, little and great. (6) And I heard as it were the voice of a great multitude, and as the voice of many waters, and as the voice of great thunders, saying: Alleluia: for the Lord our God, the Almighty, has reigned. (7) Let us be glad and rejoice and give glory to him. For the marriage of the Lamb has come: and his wife has prepared herself. And of course we know who is the wife of the Lamb, don't we?


During the Lent Season, we abstain from singing or playing the “Alleluia”, because we are in a state of reflexion on the Passion of the Lord, and penance for our sins, similar to the pilgrimage or journey of the Israelites through the desert; after this period of repentance, will sing again with joy, the day that we celebrate our
Redeemers Resurrection, on the night of Holy Saturday, when the priest before reading the Gospel, chants three Alleluias, and we respond with great joy, uniting our happiness to the one of the angels and saints in Heaven.

The Reading of the Gospel

We are now back to the Gospel and before I tell you anything else, let's read the next Bible verse.
(Revelation 5:2) And I saw a mighty angel proclaiming in a loud voice, “Who is worthy to break the seals and open the scroll?” (3) But no one in heaven or on earth or under the earth could open the scroll or even look inside it. (4) I wept and wept because no one was found who was worthy to open the scroll or look inside. (5) Then one of the elders said to me, “Do not weep! See, the Lion of the tribe of Judah, the Root of David, has triumphed. He is able to open the scroll and its seven seals.”

Since the priest prays the Mass “in persona Christi”, based on the previous reading from the book of Revelation, where only Christ is worthy to open the scroll (book) and look inside of it. The reading and interpretation of the reading will be done by the priest , in a form of “sermon” or “homily”; this will be for us, the “Bread” that we need for our mind and soul, this “Word” will nourish us, so we could engage with confidence and strength in our every day battles here on earth.

Our Lord told us that the “Word” of God is needed for us to live, we don't just need bread, or regular food to feed our physical body, but also need to hear the Word of God to nourish our soul and spirit; and we don't just need to hear it, but we need to reflect upon it, meditate it, pray with it and put it into practice.

(Matt. 13:1) That same day Jesus went out of the house and sat by the lake. (2) Such large crowds gathered around him that he got into a boat and sat in it, while all the people stood on the shore. (3) Then he told them many things in parables, saying: “A farmer went out to sow his seed. (4) As he was scattering the seed, some fell along the path, and the birds came and ate it up.

(5) Some fell on rocky places, where it did not have much soil. It sprang up quickly, because the soil was shallow. (6) But when the sun came up, the plants were scorched, and they withered because they had no root. (7) Other seed fell among thorns, which grew up and choked the plants. (8) Still other seed fell on good soil, where it produced a crop—a hundred, sixty or thirty times what was sown. (9) Whoever has ears, let them hear.”

...(23) But the seed falling on good soil refers to someone who hears the word and understands it. This is the one who produces a crop, yielding a hundred, sixty or thirty times what was sown.”

As we can see, the Word of God must be planted in our heart, which is the soil in which it will develop and become like a plant of wheat, which will produce according to the type of soil, that we are. It is imperative that we plant the Word of God in the children's hearts, especially nowadays when even the governments of the nations are in a brutal campaign to erase any trace of Christian education in the schools, and have instead instituted all kind of secular humanistic philosophies, that oppose even the belief in the One and only God.

I believe, that one of the reasons that the youngsters have abandoned assisting to Church, is the timid way in which we present the Word of God to them; today's young people want to be intellectually challenge, they are opened to hear good teachings, but a short homily of just a few minutes every week is not enough to counteract the barrage of impurities which are been put in their brains everyday in school, and at home through the Internet and the TV programmings of the day.

Today's young people understand the principle of GIGO (garbage in, garbage out); and that's precisely why we must instruct them with the Word of God, not like when they went to their first Catechism class before their First Communion, but in a more advance way; presenting to them the Bible, and allowing them to question and explore the Holy Scripture, always under the guidance of the Church.

I suggest to all of you, to watch and listen to EWTN, and if your cable company does not provide that channel, ask for it, demand that the EWTN channel be included in the package of service that they are selling you; buy books written by Father Mitch Pacwa, Dr. Scott Hahn, buy the series “Catholicism” by Father Robert Barron; visit the Catholic web sites of : wordonfire.org, ewtn.com, buy also the Bible Study by Bishop Jan Liesen called: “Come And See”; books written by Dr. Peter Kreeft , books by Cardinal Joseph Ratzinger ( His Holiness the Pope Benedict the XVI) and many more.

We must instruct the youngsters in the doctrine of Christ, and if we feed their brains with the principles and values of Christianity, there will be always hope in the world, and it won't end up been another Sodom and Gomorrah, which is what many people even in high places are promoting today. They call our good costumes and manners 'antiquated', but the corruption and depravation that they are promoting is as old as the earth, or haven't they ever heard, what happened to Sodom and Gomorrah, and why it happened?

Will continue...


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Lecturas del Domingo 02/05/12, 5to. Domingo del Tiempo Ordinario

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Primera lectura

Lectura del libro de Job (7,1-4.6-7):

Habló Job, diciendo: «El hombre está en la tierra cumpliendo un servicio, sus días son los de un jornalero; Como el esclavo, suspira por la sombra, como el jornalero, aguarda el salario. Mi herencia son meses baldíos, me asignan noches de fatiga; al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba.
Mis días corren más que la lanzadera, y se consumen sin esperanza. Recuerda que mi vida es un soplo, y que mis ojos no verán más la dicha.»

Palabra de Dios
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Salmo

Sal 146,1-2.3-4.5-6

R/. Alabad al Señor,
que sana los corazones destrozados

Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel. R/.

Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre. R/.

Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados. R/.

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Segunda lectura

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (9,16-19.22-23):

El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo. No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio! Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga. Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio. Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio. Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo a todos, para ganar, sea como sea, a algunos. Y hago todo esto por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes.


Palabra de Dios.
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Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Marcos (1,29-39):

En aquel tiempo, al salir Jesús y sus discípulos de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y se lo dijeron. Jesús se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles. Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar. Se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar.
Simón y sus compañeros fueron y, al encontrarlo, le dijeron: «Todo el mundo te busca.»
Él les respondió: «Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido.»
Así recorrió toda Galilea, predicando en las sinagogas y expulsando los demonios.

Palabra del Señor

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Comentario del Domingo 02/05/12

Comentario del Hermano Jose María Vegas, cmf
(propiedad de www.Ciudad Redonda.org)

A todos y a cada uno
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Es difícil sintetizar con menos palabras tanta y tan intensa actividad. En este breve texto Marcos nos presenta una visión de conjunto y sumaria del ministerio de Jesús, algo así como uno de sus días “de diario”, en el que se agolpan el sentido y las dimensiones fundamentales de su persona y misión: lo particular y lo universal, la acción y la contemplación, la inserción y la itinerancia.

El arranque del texto ya nos da una preciosa indicación: Jesús sale de la sinagoga, en la que ha predicado. Jesús no es sólo un predicador. Sale del lugar sagrado, va a donde viven, trabajan y sufren los hombres, para seguir transmitiendo su Palabra. Ya sabemos que se trata de una palabra viva y eficaz, por lo que no todo se va en sermones ni en doctrina, sino que esa Palabra anunciada sigue después actuando.

Tampoco es una palabra dicha “en general”, sino que busca el encuentro personal, cara a cara, con las personas concretas de carne y hueso, con sus problemas y sus penas. Por eso se mencionan nombres, situaciones, relaciones bien determinadas: la casa de Simón y Andrés, la suegra del primero, su postración. El gesto de tomar por la mano es índice de esa atención personal con la que Dios, en Jesucristo, se dirige a nosotros. Y si Jesús levanta de esa postración y sana y cura, no se trata de algo que tenga sólo un significado médico, sino que habla de una restauración interior que habilita para una nueva forma de vida: la suegra de Simón inmediatamente se puso a servirles.

Tampoco debemos entender esta concreción del encuentro personal como la afirmación de un cierto intimismo, que excluye por principio el encuentro con las masas. A veces se escuchan voces críticas y hasta despectivas hacia los acontecimientos eclesiales masivos (como Jornadas de la Juventud u otros similares), pero estas voces, si bien pueden señalar peligros reales, tienen a su vez el peligro de desconocer los múltiples encuentros de Jesús con las multitudes. Cristo ha venido por todos y por cada uno. El “cada uno” no excluye el “todos”, del mismo modo que el “todos” no debe excluir a nadie, sino que debe llegar de modo personalizado a “cada uno”.

En el texto de hoy se repite con insistencia ese “todos” que habla de la universalidad sin fronteras de la misión de Jesús: “todos los enfermos y endemoniados”, “la población entera”, “todo el mundo te busca”, “toda Galilea”. Nos es difícil saber cómo atendía Jesús de forma personalizada a esas multitudes, pero podemos colegir que el encuentro personal con una enferma (la suegra de Simón) hizo de reclamo para que “todos” los que padecían por cualquier causa acudieran a Él, que, lejos de rehuirlos, se dedicó a atenderlos.

Las críticas a los acontecimientos masivos suelen basarse en la tentación del relumbrón, del éxito fácil, del aparentar… Pero esos peligros, con ser reales, se pueden exorcizar: Jesús prohíbe hablar a los demonios, espíritus inmundos que lo conocen y lo tientan (como en el desierto) invitándole tal vez a subirse al carro de la fama fácil… Pero Él los manda callar, vence la tentación, y sana por dentro, disponiendo no al espectáculo, sino al servicio.

Al fin y al cabo, también la reclusión en las relaciones cercanas tiene sus peligros, como huir de los grandes problemas y buscar refugio de la intemperie en el calor de las distancias cortas. Pero la medida del hombre no es la que marca el recorrido de sus piernas, y Jesús no ha venido a encerrarse en el pequeño círculo, sino que busca el encuentro, una vez más, con cada uno, pero también con todos.

Combinar lo universal y lo concreto no es un equilibrio fácil. Pero es esencial: es el equilibrio del amor, que hace de cada rostro concreto sacramento de Dios, al tiempo que abre sin límites a las necesidades de todos. Pero, ¿es esto realmente posible, teniendo en cuenta lo limitados que somos? No olvidemos que la encarnación ha significado que el Verbo de Dios ha asumido esa misma limitación. De ahí que Jesús tenga que alimentar su vida en la comunicación intensa con Dios, su Padre.

El equilibrio de universalidad (masas) y concreción (encuentro personal) se logra equilibrando también la acción intensa (predicación, curaciones) con la oración en soledad, a la que Jesús se entrega con generosidad y por necesidad vital, robándole horas al necesario descanso. En Jesús no sucede (como nos pasa tanto a nosotros) que lo urgente hace descuidar lo fundamental.

La última dimensión que nos revela el texto de Marcos es el de la itinerancia. Jesús entra en las aldeas, en las casas, pero no se ata a ningún lugar en exclusiva, se mantiene libre y en camino. El “todos” de aquella ciudad (Cafarnaum) se abre a un todos más amplio, “toda Galilea”, que es la primera etapa para alcanzar a “todo Israel” y a “todo el mundo y a toda criatura” (Mc 16, 15).

El cuadro que nos ha presentado Marcos no debemos verlo como un escenario que contemplamos como quien ve una obra de teatro o una película. Si somos creyentes y discípulos de Jesús tenemos que vernos incluidos en este relato. (Y si no lo somos, se nos invita a meternos en él.) En primer lugar, hemos de vernos entre los enfermos y endemoniados que buscan a Jesús para ser curados. El índice de que hemos sido tomados de la mano y puestos en pie, como la suegra de Pedro, está en nuestra actitud de servicio. Un creyente que no sirve a sus hermanos lo es sólo de boquilla.

Ha podido admirar la doctrina de Jesús en la sinagoga, pero después no ha salido con Él, al encuentro de las necesidades reales de sus hermanos. Las formas de servicio son múltiples, tantas como vocaciones cristianas. El servicio es una dimensión esencial de toda vocación humana, como nos recuerda Job: «el hombre está en la tierra cumpliendo un servicio». Y si Jesús nos cura, significa que restablece en nosotros esa dimensión esencial. De ahí que la curación (la liberación, el perdón…) que buscamos y obtenemos de Cristo no tiene un sentido puramente individual, sino salvífico: no obtengo el favor de Dios como quien recobra la salud en el médico o le toca la lotería, para después seguir viviendo para mí, como si nada.

Somos curados-para, para el servicio de nuestros hermanos. La suegra de Pedro sirve a su manera. También los apóstoles están en el texto en actitud de servicio: son mediadores entre Jesús y las masas: el «le dijeron» que se repite dos veces nos lo indica. El discípulo de Cristo no puede no ejercer esa función de mediación, que favorece el encuentro con el Maestro. También nosotros debemos hacerlo en la relación interpersonal, con las personas de carne y hueso, con nombre y rostro con lo que estamos de tantas formas en contacto.

Pero también, si tenemos oportunidad, debemos procurar hacerlo mirando a esta humanidad inmensa tan necesitada de la Palabra que cura y salva. Las Jornadas que mencionamos antes, otras formas de comunicación de masas, incluyendo esta red que nos acerca tanto, son medios válidos para tratar de dirigirse a todos, a los más posibles. Todo esto son vías válidas para realizar en nuestra vida ese «le dijeron» apostólico.

E igual que Jesús, no podremos cumplir nuestra misión si, renunciando a algo de ese tiempo que se nos antoja tan nuestro, tan importante y tan escaso, no lo consagramos a lo más necesario, a la oración en soledad, al tú a tú con Dios.

¿Será en cambio la itinerancia algo válido sólo para unos pocos? Pues parece que no todo cristiano está llamado a abandonar su patria para anunciar el Evangelio, yendo de un lado a otro. En realidad, también esta dimensión es cosa de todos. Pues todos estamos llamados a no estancarnos, a no quedarnos parados, sino a salir de nosotros mismos, a caminar, a crecer, a ir descubriendo día a día, guiados por la Palabra encarnada que es el mismo Cristo, horizontes, dimensiones, exigencias nuevas, que nos abran cada vez más a la universalidad del Evangelio.

En este sentido, las palabras de Pablo en la segunda lectura no son sólo palabras dirigidas a los que se dedican directamente a la actividad apostólica. Ese «¡ay de mí si no anuncio el evangelio!» nos afecta, de nuevo, a todos y a cada uno, según la propia vocación. Porque el mandamiento principal, el mandamiento del amor es precisamente lo que nos lleva hacernos libremente esclavos y servidores, a hacernos débiles con los débiles, todo a todos, para de esta manera ganarlos para el Evangelio, es decir, para, mediante el servicio, «decir» a todos dónde encontrar a Jesús, decirle a Jesús: «todo el mundo te busca».

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