Sunday, May 2, 2010

La Gracia de Dios

La Gracia de Dios


(Romanos 10:17) Por tanto, la fe viene de la predicación, y la predicación, por la Palabra de Cristo.
(Romanos 1:4) Jesucristo Señor nuestro, por quien recibimos la gracia y el apostolado, para predicar la obediencia de la fe a gloria de su nombre entre todos los gentiles.



La función primaria del ministro de la Iglesia, es impartir conocimiento (enseñar, predicar), específicamente el conocimiento sobre la Revelación Cristiana; del cual nace la fe y por la cual el creyente puede obtener la gracia de Dios.

Es evidente que los dones naturales son comunes tanto a buenos como a los malos, pero la gracia es un regalo de Dios a sus elegidos. Ellos son adornados con ella, influenciados y santificados; sin la gracia de Dios nadie puede obtener la vida eterna, o sea que existe una correlación entre la gracia y el Paraíso.

(Lucas 1:26) Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo."

Raíces de la palabra “Gracia”

“Charis” (gracia) es un término (palabra) Griego que describe a una persona, u objeto, con la capacidad de dar alegría y placer, al mismo tiempo expresa belleza y armonía, no de una forma pasiva, sino que de forma activa; es decir que la persona que posee “charis” comunica esa cualidad interior hacia los demás.
Otro aspecto de la palabra “charis”, es la idea de un favor concedido de forma libre (gratis) por el cual no se espera correspondencia por parte del recibidor.
Todo lo que hemos dicho hacen que la palabra “charis”, traducida al Latín: “gratia” y al Español: “gracia” sea utilizada para describir la providencia de Dios y su amor a nosotros los hombres.

(1 Corintios 1:3) Gracia a vosotros y paz de parte de Dios, Padre nuestro, y del Señor Jesucristo.
El gran expositor de la teología de la gracia es San Pablo, quien habla de ella en todas sus catorce epístolas, quien siempre comienza y termina orando por la gracia “de” y que “proviene de nuestro Señor Jesucristo”. En realidad todo se nos ha dado gratuitamente por Dios Padre, quien sin nosotros merecer nada, nos ha creado y proveído con muchos bienes materiales. Ya una vez creados, nos ha conferido otros bienes o bendiciones, para darle propósito a nuestras vidas y hacernos capaces de alcanzar la perfección de nuestra naturaleza humana.

(Romanos 3:23) Todos pecaron y están privados de la gloria de Dios y son justificados por el don de su gracia, en virtud de la redención realizada en Cristo Jesús, a quien exhibió Dios como instrumento de propiciación por su propia sangre, mediante la fe, para mostrar su justicia, habiendo pasado por alto los pecados cometidos anteriormente.

La Iglesia Católica considera como gracia máxima, el fruto de la Sangre de Cristo, por cuyo efecto somos transformados en Cristianos hijos de Dios, justificados, santificados y capaces de llegar a la gloria celestial. Por medio de la gracia adquirimos poderes por los cuales la libertad humana no se nos arrebata, sino que es sanada, no es destruida sino corregida, no es suspendida sino iluminada, no se vacía sino que es asistida y preservada.

No podemos considerar la gracia como simplemente un complemento o ayuda a la naturaleza humana, sino como una elevación de esta. La gracia eleva nuestra naturaleza creada y nuestras facultades a un orden sobrenatural, donde solo la divinidad tiene derecho a morar. La función principal de la gracia es hacernos coparticipes de la vida interna de la Trinidad, en la visión Beatifica, donde la esencia divina se puede ver intuitivamente cara a cara, sin ninguna otra creatura entre medio del alma y el Dios Trinitario.

La Fuente de la Gracia de Dios

(San Juan 3:1) Había entre los fariseos un hombre llamado Nicodemo, magistrado judío.
Fue éste donde Jesús de noche y le dijo: "Rabbí, sabemos que has venido de Dios como maestro, porque nadie puede realizar las señales que tú realizas si Dios no está con él."
Jesús le respondió: "En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de lo alto no puede ver el Reino de Dios."

Dícele Nicodemo: "¿Cómo puede uno nacer siendo ya viejo? ¿Puede acaso entrar otra vez en el seno de su madre y nacer?" Respondió Jesús: "En verdad, en verdad te digo: el que no nazca del agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios.

Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu. No te asombres de que te haya dicho: Tenéis que nacer de lo alto. El viento sopla donde quiere, y oyes su voz, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que nace del Espíritu."


El bautismo es el requisito básico para adquirir la gracia de Dios, el Maestro nos dice que debemos de “nacer de lo alto”, es decir, que para poder morar en el cielo, el alma debe estar equipada con poderes sobrenaturales, que es lo mismo que decir que debe ser glorificada; por ejemplo: para poder habitar fuera de nuestra atmosfera, es necesario llevar puesto un traje espacial que nos proteja del ambiente, ya sea de la Luna o cualquier planeta, o si queremos sumergirnos en el mar, debemos de ponernos un traje de buzos, de lo contrario, moriríamos ahogados.

La acción santificante del alma es realizada por el Espíritu Santo, de forma misteriosa para nosotros, igual que no sabemos de donde viene ni hacia donde va el viento.

(San Juan 15:5) Yo soy la vid; vosotros los sarmientos (ramitas). El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.
Una vez bautizados, debemos de reflejar en nosotros la persona de Cristo, comportarnos y guiarnos como verdaderos hijos de Dios, no podemos tener otros dioses, debemos de amarnos a como el Señor nos amo, y jamás separarnos de El.

La Gracia Santificante

La teología de la gracia es tan extensa que sólo podemos exponer aquí, un bosquejo de ella; sin embargo a como dice la Escritura: Dios se revela a los que lo buscan. Además siempre se revela a los humildes de corazón, por lo tanto, no debemos de desanimarnos si nunca podremos tomar un curso en teología. La Iglesia nos da suficiente enseñanza para conocer la voluntad de Dios y para vivir como hijos del Señor.

(1 Corintios 2:9) Más bien, como dice la Escritura, anunciamos: lo que ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni al corazón del hombre llegó, lo que Dios preparó para los que le aman.
(1 Corintios 13:12) Ahora vemos en un espejo, en enigma. Entonces veremos cara a cara. Ahora conozco de un modo parcial, pero entonces conoceré como soy conocido.
Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad.


Hasta que lleguemos al cielo sabremos como realmente es, sin embargo aquí ahora se nos da pistas de algunas cosas, a como es el que conoceremos a Dios de una nueva manera y lo amaremos también de un modo nuevo, de acuerdo a ese nuevo conocimiento que tendremos.

El conocimiento que tendremos de Dios será similar al conocimiento que El tiene de nosotros, pero nunca una mente finita, podrá comprender de plano al Dios infinito; por eso San Pablo dice que “entonces veremos cara a cara", queriendo decirnos que nuestra capacidad será diferente a lo que somos ahora. Recuerden que dijimos antes que tendremos capacidades sobrenaturales.

(1 San Juan 3:2) Queridos, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que seremos. Sabemos que, cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es.
(Mateo 18:10) Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.


San Juan nos habla también de que en el cielo veremos a Dios, y nuestro Señor nos dice que los ángeles están en presencia del Padre, es decir que en el cielo, el ver a Dios es la felicidad máxima.
Ahora sólo creemos en Dios por medio de la fe, pero allá en el cielo lo veremos y conoceremos de forma semejante a la que conocemos a nuestros amigos, porqué? Pues, no decimos que creemos en la existencia de un amigo, ya que lo vemos y lo podemos conocer un poco mejor además de su apariencia física.

Nuestra facultad del conocimiento es el intelecto y nuestra facultad de amar es la voluntad (libre albedrío) y ambas facultades estarán en contacto directo con Dios, al igual que todos nuestras otras facultades estarán energizados al máximo sobre el objetivo supremo para el cual fueron creados, Dios mismo. Es necesario entonces que poseamos poderes sobrenaturales, y eso precisamente es lo que nos proveerá la gracia santificante y de la cual hablaremos ahora.


Hay dos cosas que debemos de saber sobre la gracia santificante.
Primero, a como ya hemos dicho, es sobrenatural, solamente Dios puede dárnosla, y su objetivo es el de unirnos con Dios, de ahí su nombre de gracia santificante.
Segundo: Aun la palabra sobrenatural, no es suficiente para definir su grandeza, es ese poder el que nos permite ver a Dios directamente, de ahí que se le defina: “un compartir en la vida de Dios.” Los que la poseen son llamados hijos de Dios; un hijo tiene la misma naturaleza que su padre, y por este don se nos concede una nueva semejanza a nuestro Padre Celestial.

La gracia santificante se adquiere aquí en la tierra (este mundo), la gracia le concede al intelecto nuevos poderes para comprender la verdad, por la fe; le concede a la voluntad nueva capacidad de hacer el bien y la justicia-ayudado por la esperanza y la caridad (amor).

El alma que posee gracia santificante tiene vida nueva con poder, la persona que la posee es una nueva persona.
(Juan 14:23) Jesús le respondió: "Si alguno me ama, guardará mi Palabra, y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado.

El Padre y el Hijo hacen su morada en la persona que guarda la palabra de Dios, santificando así su alma e influyéndole energía de vida, luz y caridad (amor).De ahí que se les llame a la fe, la esperanza y la caridad, virtudes teologales, porque su razón de ser y su objetivo, es Dios. Espero que todos al morir, los hagamos en estado de gracia con Dios.

Por favor lee de nuevo este artículo y hazlo circular, de esa forma estarás evangelizando y ayudando a otros Católicos a conocer su verdadera religión, a como Cristo nos enseñó.

Que Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo los bendiga; que la Divina Providencia los proteja y que la Virgen María y los Santos y los Ángeles del cielo rueguen a Dios por nosotros.

Gloria a Dios, aleluya!
Dios sana, hosanna!
Es cierto, amen!








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